domingo, febrero 20, 2011

2º poema de "Los quinientos versos que hay en mí"


Al escribir horado en mi profundo ser,
espinosa sima de conflictos,
doliente cicatriz que no cierra,
brecha por donde
el alma vierte su sentir,
morada incierta del recuerdo,
bastión de la nostalgia
que no deja de temblar
ante el acoso de mi pluma.
Fortaleza de escayola soy,
aparente torre disfrazada
de mármol sin pulir
y por dentro nata y fresa.
Hurgo en mi interior
buscando tinta,
y para entrar derribo una barrera
inexpugnable y transparente,
muro de metacrilato que provoca
una hemorragia de añoranzas
ansiosas por salir.
Así, poco a poco voy sintiendo
que desgrano poesía,
letra a letra,
y el guerrero que hay en mí
abandona sus efímeros puñales
que, delicadamente,
va cambiando por dagas de poeta.

No hay comentarios: