domingo, abril 29, 2007

EN CASA DEL VECINO


La duda cartesiana que asienta en la mente de un hombre infiel se ve despejada cuando es él el engañado, pues súbitamente sabe que no tiene cabida en ningún sitio.
Es lo que le venía ocurriendo últimamente a H.
Un día, al salir de la facultad y llegar a casa, se equivocó de piso y, en vez de entrar en su hogar, se coló en la vivienda del vecino, el amante de su mujer. Tal vez el error no fue casualidad, pero eso nunca lo llegó a saber.
Lo que sí sabía de antemano es que el tipo del tercero estaba con ella en esos momentos. Los niños, según fuentes bien informadas, seguían de acampada. Tras una ligera inspección ocular, se quitó los zapatos y se puso las pantuflas de su rival. Sin vacilaciones decidió cuál iba a ser a partir de ese día su nuevo hogar.

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