lunes, octubre 04, 2010

VENENO


El veneno se acumula a la puerta de mi losa
tapándome la entrada,
y escupe una llamada tan suave y delicada
como el batir de alas de una mariposa.
Es la voz callada que se agita en pretérito pasado
de manera oculta, discreta e insidiosa.
Es la fuerza inquebrantable, la dulzura tierna pero dura
de tu mirada turbia pero hermosa.
Un dardo certero se hunde en la diana de mi florida calavera,
y por las noches,
mientras tejo una bufanda tan larga como inútil,
y cocino en el fogón de mi infierno
con llamas de pasión, devorando en mis entrañas el deseo a fuego lento,
añoro y desespero palpando con sorpresa y aprensión mis huesos ateridos.
Al otro lado de la puerta, mi cancerbero, inclemente,
mezcla las gotas de veneno con un poco de aguardiente,
y me las sirve con nata en una copa caliente
para que afronte la llegada del futuro que me aguarda,
voraz e impenitente, con mi mejor talante, mirándole de frente.
(De mi libro "Sonambulistas")

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