martes, noviembre 06, 2012

EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS

 

Abrí los ojos y él estaba allí. Los cerré de nuevo, pero cuando volví a abrirlos ya se había marchado.

Desde entonces soy insomne y mantengo mis párpados convenientemente apuntalados para que no se caigan. Temo que si un día regresa, y me encuentra dormida, se lleve tal decepción que se aleje definitivamente de mi lado para no volver nunca jamás.

 
 

No hay comentarios: