Entonces la noche cayó sobre mí igual que una pesada
losa, aplastándome, hiriéndome, matándome, ¡peor aún…! fagocitándome y más
tarde regurgitándome a los sueños como sólo ella, amante luctuosa de ojos
níveos, sabe hacer; y así, dejándome perdida bajo las sábanas, confusa,
burlada, atormentada, ¡peor aún…! despierta y a solas con este insomnio
pertinaz que socava mis cimientos, esperar la llegada del día, amante albino de
ojos candentes, desnuda sobre las sábanas, somnolienta, encerrada en un bucle,
laxa, cansada de no dormir, pero feliz de reencontrarme con el sol y
reconciliarme con la vida.
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