martes, octubre 22, 2013

Escala de grises


La lluvia golpea incesante sobre los cristales. La luz de la tarde expira tras una suave pero tupida cortina de agua, así poco a poco la oscuridad vence al claro que exhala sus últimos rayos. La negrura se apodera y cubre, no sólo el cielo, también mi casa, mi destino, mi ánimo. Cuando todo se tiñe de plomo mi figura desaparece tal y como ha llegado a tu vida, de un modo callado, prudente, discreto, siempre vigilante y al acecho. Sólo queda el recuerdo de mi presencia, es decir, la nada más absoluta. Ni yo misma soy capaz de reconocerme en ese mundo de sombras. Mucho menos aún cuando, cada vez que estiro la mano, me topo con otra sombra más larga que la mía. He llegado a la conclusión de que de todas tus ex-amantes la más bajita de estatura soy yo, por eso mi sombra es la más recortada, eso sí… un par de cosas: ninguna le ha hecho palidecer todavía, y la mía es la única que lleva incorporadas de serie las espinas además de las llantas de aleación.

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