ZULO
Un lápiz desgastado -según él, muerto- descansa en
un estuche color negro, algún día ataúd donde reposarán mis trastos de
escribir, si ya no escribo.
Una revista sedente, encima de una mesita, vomita princesas y pedorras a partes iguales a través de una ventana a cuatro tintas abierta en pergaminos estucados a couché
La cama deshecha, mi camisa desabrochada, mi cuerpo cansado monta guardia como puede colgado de una percha.
Un jarrón de gruesa panza aún eructa las trasnochadas noticias que se desperezan y exhalan el último suspiro en el periódico de ayer.
Mi gato escruta con ojos somnolientos las agujas de un reloj ya próximo a dormir.
Por la noche.
Una revista sedente, encima de una mesita, vomita princesas y pedorras a partes iguales a través de una ventana a cuatro tintas abierta en pergaminos estucados a couché
La cama deshecha, mi camisa desabrochada, mi cuerpo cansado monta guardia como puede colgado de una percha.
Un jarrón de gruesa panza aún eructa las trasnochadas noticias que se desperezan y exhalan el último suspiro en el periódico de ayer.
Mi gato escruta con ojos somnolientos las agujas de un reloj ya próximo a dormir.
Por la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario